¡Ya casi empezamos!

Soy Lupita Cárdenas y hace algunos años perdí el sentido de mi vida.

Pensaba que tenía todo bajo control, pero las vueltas de la vida me llevaron de tenerlo todo…a estar sola, con un divorcio en puerta, sin dinero y con 2 hijos.

Solo tenía cabeza para pensar en lo injusta que era la vida y en un arrebato, me enojé muchísimos con Dios, alejándome de Él. Me repetía a mí misma: “¿Por qué Dios me castiga de esta manera?”

Estaba tan enfocada en lo terrible que era mi vida, que no veía más allá. Me sentía muy frustrada y víctima de las circunstancias. No entendía por qué siempre obtenía más de lo mismo??? Sentía que estaba en un laberinto sin salida, sufría mucho y empezaba a enfermarme cada vez más. 

Sentía que estaba sobreviviendo en vez de vivir! Y un día al no saber qué hacer ni a dónde ir, me encerré en mi cuarto sola y lloré hasta vaciarme. Me sentí abandonada, destruída, agotada y sumamente cansada de mi vida, así que me rendí ante Dios. Esa “noche oscura del Alma”, trajo mucha paz a mi vida… al despertar, sentí el abrazo cálido de Dios acompañado de un suave susurro que me decía: “Hija, tranquila, todo va estar bien”. A partir de ese momento elegí la vida. 

Decidí dejar de enfocar toda mi energía en destruirme y en su lugar redirigirla para sanarme y construirme. El camino no fue fácil, tuve que aceptar que mi vida se rompiera aún más y dejar que se llevara lo que ya no tenía que estar conmigo, así como alejarme, soltar y dejar atrás todo lo que restaba a mi vida. En ese caminar aprendí a ELEGIRME PRIMERO A MÍ MISMA. Me enfrenté al qué dirán y muchos me tacharon de “egoísta”, sin embargo ya nada de eso importaba, pues tenía un motivo muy fuerte por el cual seguir adelante: mis 2 hijos y una fuerza Divina que me protegía y me acompañaba siempre en ese viaje: Dios.

Aprendí a mirarme con nuevos ojos, de una manera más amorosa y compasiva, tal y como Dios nos mira. Y de su mano, fuí a la raíz de todo lo que me llevaba a exigirme, juzgarme y castigarme tan severamente. En pocas palabras… me perdoné. Y fue ahí, donde el verdadero cambio ocurrió: cuando decidí sanar primero mi mundo interior. 

Soy Lic. en Contaduría de profesión, pero la vida me llevó por un camino totalmente diferente, hacia mi verdadera pasión: 

Guiar mujeres a escuchar su cuerpo, manejar de una mejor manera sus emociones, reprogramar su mente y conectar con su corazón. 

Durante años, he ayudado y acompañado a muchas mujeres a mirarse, amarse, valorarse, elegirse, ponerse en primer lugar y así, resignificar su historia. Para ello fundé un espacio al que llamé “Casa Unión, un espacio para el Amor” con el propósito de brindar un lugar seguro donde las mujeres pudieran sentirse amadas, contenidas, miradas, escuchadas, comprendidas y con la libertad de expresarse sin miedo a ser juzgadas.